Un tripulante agotado dice: ¡basta!
Viernes, 13 Agosto 2010 00:05

Que la industria de la aviación no es más el negocio glamoroso de los años de gloria, no es un secreto para nadie. Salvo en las cabinas “nobles” (clase Negocios o Primera), cuyo costo las hace inaccesibles para la mayoría de los mortales, los viajes en avión se han vuelto muy poco placenteros, por más que la publicidad de las empresas nos quiera convencer de lo contrario.
Arapey 1250x115
Fiexpo 2024 1250x115
TSTT-1250x115
Mintur verano 1250x115

por José Luis Hernández, desde Montevideo

Y mucho más aún en las aerolíneas de bajo costo, donde los servicios extendidos a los pasajeros son cada vez más escasos y los que se ofrecen, frecuentemente conllevan un cargo adicional y son de pobre calidad.
 
Por si eso fuera poco, estas aerolíneas tratan de optimizar la utilización de sus equipos y de sus recursos humanos, haciendo las escalas en los aeropuertos lo más breves posible e imponiendo a las tripulaciones agotadoras jornadas de trabajo. Y los controles de seguridad se han vuelto invasivos, engorrosos y consumidores de mucho tiempo.

Todos esos factores han contribuido a crear un clima de malestar, tanto entre los tripulantes (que se sienten sobreexigidos) como entre los pasajeros (que se sienten maltratados). Y no sin razones, en ambos casos.

Tal estado de cosas puede generar situaciones límites y reacciones inesperadas; tal como sucedió este pasado lunes 9 de agosto, cuando un tripulante de la aerolínea “low cost” JetBlue, que ya había tenido bastante, hizo una espectacular salida del avión en que estaba trabajando y muy posiblemente también de su carrera aeronáutica, tal como lo reportea el “New York Times”.

Según el relato – hecho en forma anónima - de un oficial de policía, a la llegada del vuelo al Aeropuerto Internacional J.F. Kennedy, el tripulante en cuestión, Steve Slater, interpeló a una pasajera que se levantó a retirar su equipaje del compartimento superior cuando el avión todavía estaba carreteando.

La pasajera, ignoró la advertencia del tripulante (lo que podría ser configurado como un delito federal en los EEUU) y siguió manipulando su equipaje, el que golpeó a Slater en la cabeza cuando éste se le aproximaba. Aparentemente este golpe le provocó un corte en la frente.

Cuando Slater le exigió una excusa, la pasajera no sólo no lo hizo, sino que lo insultó. Esto fue demasiado para el tripulante, que inmediatamente tomó el micrófono del sistema de audio de la cabina y a través de él devolvió el insulto a la ofensora (del que participaron involuntariamente el resto de los 100 pasajeros). Inmediatamente, después de declarar que 20 años en la aviación habían sido suficientes, exclamó “¡Ha sido grandioso!” y – no sin antes tomar una lata de cerveza del carrito de las provisiones – se dirigió a una de las puertas de salida, activó el tobogán de emergencia y se deslizó por él hacia la pista y al estacionamiento del aeropuerto, donde estaba su auto.

Como la aerolínea tardó unos 20 minutos en notificar a las autoridades, Slater tuvo tiempo de llegar a su casa. Pero poco después, su domicilio fue rodeado por un cuantioso despliegue policial, que lo condujo –sonriente- a un local donde fue retenido hasta el día siguiente. Allí se le fijó una fianza de US$ 2.500 para ser liberado, hecho que tuvo lugar a última hora del martes.

Sus vecinos y conocidos se mostraron muy sorprendidos por su actitud, ya que todos lo consideraban una persona amable y equilibrada. Era además muy bien visto en su empresa, donde había participado activamente en comités de empleados que llevaban adelante iniciativas internas.

Su acción puede tener consecuencias penales, entre otras cosas porque el despliegue del tobogán de emergencia es muy violento y si hubiera habido una persona en las inmediaciones del avión, podría haber resultado seriamente herida o muerta. De hecho, ya le han configurado varios cargos.

Pero Slater se ha vuelto un héroe popular de la noche a la mañana. Una página de Facebook establecida para su defensa, ha recibo más de 30.000 visitas aprobatorias. Ya se venden camisetas con leyendas alusivas y hasta ha sido creado un fondo para su liberación.

De hecho una ex tripulante que vive cerca de su casa y que lo conoce bien, declaró:  “¡Ya basta [con estos abusos] – muy bien por él!”

Portal de América 
 

Escribir un comentario

Promovemos la comunicación responsable. No publicamos comentarios de usuarios anónimos ni aquellos que contengan términos soeces o descalificaciones a personas, empresas o servicios.