por Ricardo Montenegro, desde Colonia del Sacramento

Ubicada en Blanco Encalada y Arribeños, Acuña recordaba que al mudarse allí, se convirtió en el “primer Oriental en instalarse el Barrio Chino”. Ofreciendo las mejores carnes, leña de primera y con una atención con la sincera amabilidad del hombre hecho de abajo, Acuña, quien dejó su natal Las Piedras para no seguir en la parrillada de su padre, se ganó ese lugar de privilegio en la consideración de la gastronomía porteña.

Se fue con 20 años para buscar su camino, que resultó en el mismo oficio que no quiso hacer en Las Piedras, para la parrillada “El pobre Acuña”, de su padre y que hoy continúa su hermano.

En 1974 fundó su propio local bajo el nombre “El pobre Luis”, ya que su viejo le había deseado suerte en su despedida, a la vez que le pidió que no ensuciara el apellido...

De reconocimiento internacional ambos, tanto el parrillero como su negocio, uno recorrió el mundo asando distintos tipos de carne, mientras que en Buenos Aires recibía a estrellas internacionales del espectáculo, la cultura y el deporte.

Como legado, deja ya afianzado en el mercado porteño las tan uruguayas pamplonas –creación de su padre- y el lomo asado con hueso. Desde ahora continuará trabajando un equipo formado por él mismo.

Irremplazable, faltará su voz cascada y el saludo amable, pero deja la calidez de quienes fueron tocados por un don.

De él nos despedimos hoy, como luego de una cena ¡Chau y gracias por todo pobre Luis!

Portal de América