por Alejandro Spera, @alejandrospera

Primero fueron sueños que demandaron incansables noches sin dormir.  La sobre-exposición mediática los llevó a fortalecer su idea de que se podía lograr, que contaban con el personal calificado y la experiencia necesaria para comenzar desde cero.  Los primeros pasos fueron realmente duros, se embarcaban en un proyecto muy ambicioso, regulado por estrictas reglamentaciones internacionales y altamente dependiente de los gobernantes, tanto del Uruguay como de la región.   

Los testimonios, vertidos espontáneamente por cinco de sus trabajadores en un video que se presentó esta jornada a través de las redes sociales, muestran el alto grado de compromiso, pasión y visión sobre la aeronáutica.  Mientras un año atrás, el 14 de octubre de 2014 presentaban oficialmente su aerolínea ALAS Uruguay en el tercer nivel del Aeropuerto Internacional de Carrasco,  Nicolás de los Santos —vicepresidente de la compañía— introducía con palabras muy sentidas: “les damos la bienvenida a un proyecto hecho realidad.  Un sueño que comienza con el deseo de volar… junto a la visión de acompañar el crecimiento del país.  Porque somos más que tres millones y otros tantos uruguayos en el mundo.  Queremos unir personas y ser parte de sus historias, sus emociones, sus más gratos recuerdos.  A partir de hoy… Uruguay vuelve a tener Alas.” 

Valeria Ramos —la primera comandante calificada en el Uruguay— comienza con su relato, “mi fantasía era ser astronauta, y cuando cumplí los 18 años le dije a mi padre que quería ser paracaidista.  Me dijo —¿por qué no volás un avión, en vez de querer quebrarte una pierna?—  Y no paré más…”  Por su parte, Andrea de León, tripulante de cabina (azafata) recuerda cuando volaba el Boeing 767 hacia Madrid, ““Hay una conexión muy grande con el pasajero.  Hemos vivido historias muy fuertes, como los uruguayos emigrando en plena crisis del 2002”.

Las personas que perdieron su fuente laboral tan especializada hace ya 3 años aseguraron que “en el Uruguay no hay Plan “B”.  Con el cierre de PLUNA nos quedamos “plantados”.  No me quiero ir, me quiero quedar en mi país, me encanta el Uruguay y quiero trabajar aquí… sí se puede.” Sin embargo, “hubo un montón de compañeros que se vieron forzados a irse y otros que hicimos la fuerza para quedarnos, para apostar a la autogestión”, exclama el comandante Marcelo Sar, uno de los participantes activos en el proceso de certificación de la aerolínea.  

Reconocen el alto nivel de la capacitación, una de las grandes fortalezas de PLUNA, que favorece el desarrollo de una cultura organizacional basada en la seguridad operacional.  “Los cursos que recibimos están al mismo nivel que en los Estados Unidos o Inglaterra.  Muchas veces son cursos de 8 horas con profesores y pruebas en Inglés”, argumenta Daniel Hutton, mecánico que acompañó a la tripulación en los recientes tres vuelos de prueba.  Los profesionales del aire sortearon la etapa de demostración —en la cual se valida cada uno de los procesos planificados en la parte documental— sin observaciones por parte de los inspectores de la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (DINACIA).  

El Uruguay está cada vez más cerca de elevar sus alas junto a la creación de la Aerolínea Nacional de Referencia.  ALAS Uruguay llega a integrar el país a la región, para satisfacer las necesidades de conectividad, contribuyendo así al desarrollo económico, turístico y social del Uruguay.  Fue declarada de Interés Nacional, lo que demuestra la confianza que han depositado en la aerolínea y la importancia estratégica que representa para el Uruguay el desarrollo de la aviación comercial.  Los destinos que servirá en la primera etapa abarcan el Puente Aéreo Montevideo-Buenos Aires y Punta del Este-Buenos Aires, San Pablo, Río de Janeiro, Santiago De Chile y Asunción del Paraguay.  Será una de las empresas del país con mayor inversión en capacitación, entrenamiento y actualización, valores fundamentales en la industria aeronáutica.  Contará con una plantilla de 225 empleados, con sólo un 15% de los costos imputados a las retribuciones, uno de los menores de la región, junto al bajo ratio de personal por avión. 

 “Nosotros somos un país pequeño.  No podemos depender de quién decide venir a volar al Uruguay.  La gente se va de vacaciones, o a estudiar, a visitar familiares al resto del mundo…”, expresa Andrea al tiempo que Valeria asegura que también se trata de “un tema de imagen mundial; un país pequeño con una aerolínea con profesionales uruguayos que nos represente.”  En ese sentido, uno de los más gratos recuerdos que tienen miles de uruguayos que volaron alguna vez en la ruta desde el viejo continente es que “cuando se subían al Boeing 767 en Madrid ya se sentían que estaban en el Uruguay, y aún faltaban 14 horas de vuelo para llegar“.  Los vuelos combinaban una extraña mezcla de emoción, nostalgia y deseo por volver, acompañados por el agasajo de la tripulación y su hospitalidad cálida, amable y de igual a igual.  Al largo vuelo de regreso se le sumaba una selección musical especial con artistas nacionales como Ruben Rada, Jaime Roos o No Te Va Gustar, que servía como banda sonora para el cruce del Atlántico.

“Los trabajadores de ALAS Uruguay estamos prontos”, cierra el video, mientras queda plasmado el momento imborrable de la llegada y bautismo del primer avión, de la mano de expresiones de emoción y buenos deseos, felicitaciones y la muestra del compromiso colectivo, al tiempo que entonan las estrofas del Himno Nacional, para coronar una tarde digna de la historia de la aviación comercial en el Uruguay.  Erika Tapia, una de las azafatas que ha sido embajadora del proyecto en cada uno de los eventos pre-lanzamiento, reflexiona, “yo apuesto todo, mi familia apuesta todo, el país apuesta todo, y le va a favorecer en muchos aspectos. Hoy tengo alas en todo… ya somos alas.” 

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