BBC Mundo homenajea a Galeano recordando 12 frases suyas
Martes, 14 Abril 2015 19:07

BBC Mundo homenajea a Galeano recordando 12 frases suyas
La muerte de Eduardo Galeano fue noticia de portada en todo el mundo. Su velatorio fue realizado en el Palacio Legislativo de Montevideo y en las próximas horas, tal cual fue su voluntad, sus restos serán cremados. El presidente Tabaré Vázuez dijo que fue un gran uruguayo y latinoamericano que vivió como escribió y escribió como vivió. El prestigioso medio británico BBC Mundo publica hoy su tributo al gran periodista, escritor y pensador desaparecido en la mañana del lunes 13 en Montevideo
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Eduardo Galeano en 12 frases célebres


Eduardo Galeano, muerto a los 74 años en su Uruguay natal, le tomó el pulso a América Latina y al mundo en su larga carrera como periodista, escritor y dibujante. Pero el autor también reflexionó sobre el amor, la religión y el fútbol de su club, el Nacional de Montevideo, que tanto le apasionaba. BBC Mundo recupera algunas de las frases más célebres de uno de los intelectuales más reconocidos del mundo hispanoparlante.

SOBRE EL MUNDO

1. El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar...

2. A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder.

3. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.

4. Este es un mundo que te domestica para que desconfíes del prójimo, para que sea una amenaza y nunca una promesa.

SOBRE AMERICA LATINA

5. Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América, una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Es América Latina, la región de las venas abiertas.

6. Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: "Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.

7. Si la naturaleza fuera banco, ya la habrían salvado.

SOBRE EL AMOR

8. No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

9. El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, no lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.

SOBRE SU OBRA

10. Escribo para los amigos que todavía no conozco. Los que conozco ya están hartos de escucharme.

11. No sería capaz de leerlo de nuevo (su libro Las venas abiertas de América Latina). Caería desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria. No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada.

12. En realidad, todos escribimos un solo libro, que va cambiando y se va multiplicando a medida que la vida vive y el escritor escribe. Para mí, Las venas fue un puerto de partida, no un puerto de llegada.

Portal de América

Comentarios  

A un artista se lo juzga por su obra, a un político por sus dichos y obras; pese al general paralelismo que hay entre ambas. A las personas, por sus actos y dichos.

Eduaredo Hughes, (a) Galeano, como escritor, era apenas bueno, no más. Como político, pésimo. Como personaje, execrable, una mezcla de depravado, cínico y mentiroso de feria; capaz de decir cualquier cosa (como en Las venas abiertas) para terminar renegando de forma y contenido, cuando el daño ya estaba hecho, tanto a dos generaciones como a sí mismo.

Como persona, no lo sé; ni creo que sea importante, pues -salvo para su familia y amigos- el que murió fue el personaje.

No tengo ningún pudor en decir que me alivió saber que el mundo había perdido a un escritor del montón, un revolucionario de plástico que jamás vivió ni construyó revolución alguna (sino que lo hizo -como buen burgués- en las más cómodas zonas que el dinero puede pagar), un bocón con retórica venenosa, pésimo lector y narrador, beneficiado por sus diz que ideas políticas por los públicos y Gobiernos a los que cantaba loas, con enorme cantidad de espacios, consideración y plata, en nada vinculados a la calidad de su producto artístico.

Si -de puro contras nomás- Dios o el alma existen, ya lo sabrá Don Hughes, y seguramente se ría de sí mismo, y de su infinita soberbia e hipocresía. O, tal vez, se retuerza en el remordimiento del daño causado en nombre de ideas que sólo han traído al mundo miseria, violencia, dolor, desolación y ausencia de libertad; todo lo contrario de aquello por lo que se supone debería luchar alguien que se llama a sí mismo Progresista.

Si como creo, también en eso se equivocó, que descanse en paz.

Las personas de bien que sabemos diferenciar lo trascendente de lo mundano, podemos desearle paz al enemigo; bien que después de muerto, claro está.

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